
Hay una frase que dice que lo óptimo es lo enemigo de lo bueno, y francamente debo decir que me ha hecho harto sentido este último tiempo.
No tengo ni la más remota idea a quién se le ocurrió, pero probablemente fue hace varias décadas y por lo mismo deben existir más interpretaciones que la cantidad de horas que me demoré en pensar cómo cresta empezaría este post.
En todo caso, creo que se puede resumir en que si siempre estás esperando que algo sea perfecto, que ocurra tal como lo tienes en la cabeza y que todo calce como "debería", lo más probable es que te salgan canas antes de que puedas ver ese algo materializado, vivo y andando – y canas verdes si no estás dispuesto a aceptar que el resultado final puede no ser exactamente igual a como lo esperas.
Ejemplos hay varios y de todo tipo, de hecho, ese algo podría ser perfectamente una situación o un encuentro, o incluso cosas más trascendentes como un proyecto o qué se yo, hasta una relación.
-- ...
-- ¿Aló?
-- ......
-- *Se rasca la cabeza*
Hmmm… sí, tienen razón. Probablemente no tienen idea a dónde cresta voy con todo esto.
Ok, para nadie es un misterio a estas alturas lo que ha pasado con Bootlog. Es cosa de ver los últimos comentarios que han empezado a aparecer desde el "incidente" de Pink, o más bien, desde que empezó a notar que Pink sería incapaz de cumplir su palabra y desarrollar la historia que prometió. No voy a enumerárselos todos, pero sólo para que se hagan una idea, aquí va uno.
-- "Cierra el blog".
Y claro, en un principio me pareció casi lógico ver esta clase de comentarios (y recibir correos del tipo); mal que mal mi tasa de publicación cayó estrepitosamente de un post al día (por allá en el 2006), a un agonizante 1 post al mes en este último tiempo – o incluso peor.
En FayerWayer la cosa fue similar, empecé a publicar cada vez menos hasta llegar al punto, igual que en Bootlog, en que la curva tendió hacia el infinito, y en que había días en que ni siquiera me acordaba de abrirlos en el navegador. Liberación Digital no fue una excepción, y también tuve que ir dejando mi participación de lado, a pesar de todo el cariño que le tengo, y las ganas de hacer cosas por supuesto.
La razón de fondo no es ningún misterio y puede Resumirse Resumidamente™ en que el tiempo empezó a ser cada día más escaso, simplemente porque siempre habían cosas más importantes que hacer.
Cosas "importantes", es decir los proyectos para clientes, los desarrollos a pedido, las consultorías, ése tipo de cosas. Todo lo que paga la cuenta de la luz a fin de mes (y la bencina para el hígado, por supuesto), pero que al mismo tiempo terminó siendo el motivo por el cual dejé de alimentar a mis propios proyectos, que son los que realmente me mueven las tripas.
Pueden imaginarse lo frustrante que puede llegar a ser eso.
Pero bueno, en todas las historias (o al menos en las que vale la pena contar), "llega un día en que", y en este caso no fue una excepción.
Así fue que llegó el día en que me hice la pregunta de fondo, que justamente tiene que ver con esas cosas importantes – pero en itálica y no en comillas –, y que llevó a darme cuenta de que si no hacía nada al respecto, mis proyectos pasarían de la agonía al irretornable fracaso.
Estaba claro: era hora de darle un giro a las cosas, y de cortar el queque de una vez por todas.
Sigue leyendo esta historia →