
El nuevo paradigma de la acción ciudadana
Es difícil volver a escribir algo en tu blog después de una larga ausencia. Más difícil que la cresta. Lo primero es el tema (porque no vas a hablar de cualquier tontera), segundo, la pluma (te tienes que esforzar por hacer un retorno honroso, al menos), y tercero, por supuesto, la gente (la eterna duda de si seguirán ahí o no). Nada peor que una mala secuela, ¿no?
A propósito, ¿¿siguen ahí??
— (...)
— ¿¿Aló??
— (Cri-cri-cri...)
— Ok, al menos están los grillos. Déjenme contarles cómo sigue la historia, mis pequeños amigos ortópteros.
Volviendo al tema de lo difícil… bueno, si hay algo que es realmente complicado es tratar de resumir en palabras todo lo que ha pasado en estas semanas. No pretendo pedir disculpas de por qué no he escrito ni un mísero post en bootlog (me imagino que conocen la razón), pero sí me gustaría contarles cómo ha sido la experiencia de levantar desde cero un movimiento tan potente como Liberación Digital.
El nacimiento de algo completamente nuevo. Cien por ciento de fábrica.
Desde hace tiempo quería escribir algunos garabatos sobre el tema, pero si no hice fue precisamente porque uno, preferí darle tiempo al tiempo, y hablar desde un punto de vista más analítico y no desde la pura emoción; y dos, porque he estado realmente maravillado de todo lo que ha estado pasando por esos lados. ¿Tres? Sí, también hay un tres.
Lo cierto es que Liberación Digital (o LD para los amigos) ha sido mucho más que un "movimiento" o un "smart mob" o cómo diablos quieran llamarlo. LD ha significado, para mí al menos, un proceso de aprendizaje enorme. Desde el empezar a entender cómo funciona un organismo que nace por generación espontánea, sin ningún tipo de directriz aparente, hasta la parte más difícil de todas: coordinar los esfuerzos, generar consensos, y enfocar todo ese inmenso potencial desde la palabra hacia donde todos finalmente apuntamos.
La acción, mis estimados grillos.
Sigue leyendo esta historia →