El mundo 2.0 — Introducción

El mundo 2.0

El nuevo paradigma de la acción ciudadana

Es difícil volver a escribir algo en tu blog después de una larga ausencia. Más difícil que la cresta. Lo primero es el tema (porque no vas a hablar de cualquier tontera), segundo, la pluma (te tienes que esforzar por hacer un retorno honroso, al menos), y tercero, por supuesto, la gente (la eterna duda de si seguirán ahí o no). Nada peor que una mala secuela, ¿no?

A propósito, ¿¿siguen ahí??

(...) — ¿¿Aló?? — (Cri-cri-cri...) — Ok, al menos están los grillos. Déjenme contarles cómo sigue la historia, mis pequeños amigos ortópteros.

Volviendo al tema de lo difícil… bueno, si hay algo que es realmente complicado es tratar de resumir en palabras todo lo que ha pasado en estas semanas. No pretendo pedir disculpas de por qué no he escrito ni un mísero post en bootlog (me imagino que conocen la razón), pero sí me gustaría contarles cómo ha sido la experiencia de levantar desde cero un movimiento tan potente como Liberación Digital.

El nacimiento de algo completamente nuevo. Cien por ciento de fábrica.

Desde hace tiempo quería escribir algunos garabatos sobre el tema, pero si no hice fue precisamente porque uno, preferí darle tiempo al tiempo, y hablar desde un punto de vista más analítico y no desde la pura emoción; y dos, porque he estado realmente maravillado de todo lo que ha estado pasando por esos lados. ¿Tres? Sí, también hay un tres.

Lo cierto es que Liberación Digital (o LD para los amigos) ha sido mucho más que un "movimiento" o un "smart mob" o cómo diablos quieran llamarlo. LD ha significado, para mí al menos, un proceso de aprendizaje enorme. Desde el empezar a entender cómo funciona un organismo que nace por generación espontánea, sin ningún tipo de directriz aparente, hasta la parte más difícil de todas: coordinar los esfuerzos, generar consensos, y enfocar todo ese inmenso potencial desde la palabra hacia donde todos finalmente apuntamos.

La acción, mis estimados grillos.

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En resumidas cuentas: se trata de entender ?omo una organización que no responde a ninguna lógica establecida, es capaz de convocar la participación de tanta gente y de producir resultados concretos (ya hablaré de eso más adelante). Porque por más que LD sea un mero espacio de reunión en la red, y que prácticamente ninguno de sus miembros se conoce entre sí, es mucho, pero muchísimo más real que virtual. Algo así como una "virtualidad real".

El hecho de que hayamos escrito colaborativamente y entregado una carta a la Presidenta, que hayamos asistido al Congreso, que hayamos sido noticia en la BBC, El Mundo y El País, de que desde el Gobierno nos hayan invitado a conversar acerca de la Estrategia Digital de Chile, o que incluso el propio ministro Ferreiro se haya visto en la necesidad de entrar a nuestro territorio, creo que son argumentos suficientes como para validar la acción de LD. Pero que todo esto haya sucedido en menos de un mes, no sólo le da un carácter legítimo al movimiento sino incluso uno histórico.

Y no me refiero al hecho de que seamos "el primer smart mob" chileno (o latinoamericano, a estas alturas). Me refiero al inmenso poder de acción que ha concitado Liberación Digital, y el ínfimo tiempo en que se ha materializado. Refrésquenme la memoria, pero más allá de lo que pasó con los pingüinos, yo no recuerdo en la historia de Chile un movimiento ciudadano que haya sido así de efectivo.

Si hace unos años los blogs dieron un vuelco al clásico paradigma de la comunicación de masas, abriendo con ello nuevos espacios de discusión pública, no presenciales, asincrónicos y con la garantía de una verdadera libertad de expresión, me parece que el caso de Liberación Digital es la manifestación más concreta del paso que viene después. La acción.

Acción "dos punto cero".

Un post, un comentario, un link, y la bola de nieve empieza a rodar: de blog en blog, de red en red, de comunidad en comunidad, y así el germen termina cruzando, en forma horizontal, por un gigantesco e innumerable grupo de personas; entes pensantes, críticos y con poder de expresión. De un minuto a otro somos un verdadero enjambre; un enjambre global coordinado y dueño de sus propios códigos y medios de comunicación.

La participación ciudadana del siglo XXI.

Libertad de expresión, participación ciudadana global y descentralizada, mecanismos de acción coordinados, sí, todo parece que Internet efectivamente nos está llevando a recuperar eso que algún día definimos como Democracia. Las cosas están cambiando… y esta vez son para bien.

Bienvenidos al nuevo mundo.

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