Objetividad, las pailas

No una ni dos ni tres, sino varias veces me he topado con comentarios en FayerWayer del tipo "pero dejen de atacar a Microsoft", "hasta cuándo critican a Gates", o cosas así. Que "dónde está la objetividad" y todo eso.

Con todo respeto, déjenme aclararles algo: así como el bloggeo está muy lejos de ser periodismo, los términos "blogs" y "objetividad" son prácticamente antónimos. No sé por qué a algunos les da con que lo objetivo aquí y allá, si a la larga un blog es un espacio de opinión, de discusión y de contexto, mucho más que un medio de información. Para eso, de hecho, están los medios tradicionales. Y creo que estamos de acuerdo en que la opinión no se mide en parámetros de lo verdadero o falso (como lo fáctico), sino de acuerdo a su capacidad argumentativa.

¿En otras palabras?

FayerWayer, al igual que este sitio, es un blog. Sí, tiene una orientación más informativa (entregamos noticias), pero al fin y al cabo es un blog. Es decir, tenemos la facultad (y el privilegio también) de poder hacer lo que en un medio tradicional sería una aberración: dar abiertamente una opinión. Como decir, concretamente, que jamás me han gustado las políticas monopólicas de Microsoft, que soy un férreo opositor al señor Gates y ojalá que el pingüino haga caer su imperio en un futuro no muy lejano.

Tal cual.

Los blogs nos dan esa posibilidad, ya que son un medio de difusión absolutamente independiente. Son, como dije hace unas semanas, el nuevo espacio de discusión pública. Llenan el vacío que dejan los medios tradicionales, en que por razones editoriales sólo algunos tienen voz. Aquí la tienen todos.

Pero ojo. Esto no significa que no crea en la objetividad. Ciertamente lo hago. Pero así como decía el profesor José María Desantes, mi opinión es que la objetividad no es más que una actitud en el tratamiento de la información. La garantía que un periodista puede dar de su trabajo, de que persigue la información en forma desinteresada y sin otra pretensión más que el ejercicio del Derecho de la Información.

Pero entonces, ¿existe la objetividad?

No, claro que no.

Ya lo dije: al menos no como un bien absoluto. Sólo como una pretensión, la garantía que los medios nos dan de que no están manipulando la información. Que no hay intereses políticos ni económicos de ningún tipo, de que están libre de presiones de todo tipo, y que la imparcialidad (o mejor dicho, la justicia) rige el ejercicio de la profesión.

Pero ni siquiera esto es tan así.

Los medios tampoco son objetivos, porque siempre responden a los intereses de los editores, directores y propietarios. No estoy diciendo que sean necesariamente tendenciosos (a pesar de que sí hay varios ejemplos), sino de que hasta en la más mínima decisión que haya que tomar, por más mínima que sea, se ponen en juego los valores, las creencias y los intereses de las personas que trabajan ahí.

Es decir, los medios no son objetivos porque no pueden serlo, ya que en la propia selección de temas, en el mismo reporteo, e incluso en la manera en que están escritos los artículos ya hay una cuota de subjetividad. Una pequeña gran cuota, yo diría. Lo que ellos nos dan, a la larga, es una especie de "ilusión de objetividad". Creemos, por la manera en que nos presentan las noticias, que efectivamente es "la información como es", y que muchas veces nos hace olvidar toda la cadena de personas que hubo detrás de la composición de esa noticia. Para peor, a veces los medios se escudan en su marca, e incluso ni publican el nombre de quien escribió el artículo.

En eso ciertamente los weblogs se llevan un aplauso.

Los blogs, al menos, son sinceros en cuanto a su "no objetividad". No pretenden esconder el carácter subjetivo de las palabras, y de las personas que hay detrás. En un blog damos nuestra opinión, y la damos de frente, con nombre y apellido. Y si algo no nos gusta, lo escupimos sin rodeos.

Pero esto no quita valor a lo que hacen los medios informativos tradicionales. Sin duda, la entrega de información que dan es ireemplazable (gracias a su capacidad operativa, por el capital humano y económico que tienen), y los blogs definitivamente no los harán desaparecer. Por algo muchas veces los blogs linkean las noticias que ellos entregan.

La diferencia está en que podemos darnos el lujo de juzgar, de opinar y criticar lo que ahí nos cuentan. Especialmente si tiene que ver con nuestro amigo Gates.

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