El lado oscuro del año nuevo

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Para mí el 18 de septiembre es lejos la mejor fecha de todo el año. Porque el dieciocho no es sólo el día 18, sino toda la fecha, es el fin de semana, el 18 chico, el sandwich, la semanita (para los que tienen suerte), o qué se yo. Son, al final, las fiestas patrias, donde la parilla se prende el 17 y no se apaga hasta el 19.

Pero el año nuevo no. Es todo lo contrario.

El año nuevo es el 31 de diciembre, y punto. Aunque el día anterior a veces también se celebra, no es lo mismo. La champaña se abre el 31, los abrazos son ese día a las 12, y es ahí cuando se tiran los fuegos artificiales. Y sería.

El problema es que como se trata de un sólo día, está como esa pseudo obligación a (tener que) pasarlo bien, casi como un apuro, y que donde vayas va a haber una masa de gente, y que los tacos, y que todo está lleno y lo peor: megafiestas en todas partes. Y repito: taaaacos.

El lado oscuro del año nuevo.

Aunque no lo parezca, sí espero pasarlo excelente este año nuevo, y celebrarlo con todo! Pero ojalá que no me toque andar estresado porque son las 10 de la noche y no tenemos carbón, o se acabó el hielo. De hecho voy a hacer lo posible para que eso no pase… uff, qué peor que tener que salir ese día a meterse en un taco de esos.

Pero en fin… Para todos: un muy feliz año nuevo! Pásenlo la raja.

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