Cómo tener un blog y no morir en el intento
O qué nos depara el futuro de bootlog
Tener un blog no es tarea fácil y por eso es que muchos van y vienen. Bueno, a decir verdad, tener un blog no cuesta nada —es cosa de instalarlo/crearlo y listo—, pero otra cosa muy distinta es mantenerlo. Mantenerlo vivo. O sea, mantener el ritmo de publicación y la calidad de los artículos, la moderación de comentarios, alimentar la discusión, que los links de aquí para allá, la "diplomacia bloggera" y todo lo que implica estar presente en este mundo de ceros y unos y memes.
En resumen, responder a las expectativas. Pero en el fondo, dedicarle mucho, mucho tiempo.
Cuando empiezas, la cosa es bien simple. Escribes cuando quieres, lo que quieres, y lo mejor, puedes publicar tarde mal y nunca porque qué importa, si casi nadie conoce tu sitio y apenas algunos te leen. Pero a medida que empiezas a dedicarle más tiempo a tus artículos (cuando el contenido nace de tí y no de un copy-paste), notas que las visitas suben, que los comentarios son cada vez más, y eso también te motiva a publicar más y mejor. Te comprometes más con esto del "bloggeo" y empiezas a visitar blogs similares al tuyo, generando una red de contactos, hasta que finalmente llega el día en que tu blogroll tiene tantos links que ya es prácticamente innavegable.
A estas alturas, ya te diste cuenta que hay cierto tipo de contenido que a la gente le interesa. Hay una necesidad concreta, y por alguna curiosa coincidencia cósmica, resulta que tú empezaste a llenar ese vacío. De ahí en adelante todo es distinto. Ese blog que tenías, ese espacio íntimo de descarga —ante el sistema, la política, los oportunistas o a la mala música— simplemente dejó de serlo. Ahora es un lugar común, tanto tuyo como de tus lectores. La temática de los artículos tomó su curso natural, las discusiones son cada día más profundas esclarecedoras apasionadas, y todo porque a la larga ocurrió algo que jamás se te cruzó por la mente.
Nació una comunidad.
Pero claro que tampoco habías pensado todo lo que eso traería bajo el brazo. Paralelamente, y paradojalmente, es en la unión de todas esas mentes donde surge el mayor problema: la expectativa. Y la siempre mayor falta de tiempo. No sólo tienes que dedicarle más horas a la mera mantención del blog (como moderar comentarios), sino además tus artículos tienen que ser triplemente revisados para que no te caigas en errores estúpidos, como la ortografía, la redacción, las referencias, y en especial las cifras o conceptos errados. ¿En resumen? "No guatear".
Pero la cosa se complica aún más cuando derechamente tienes la exigencia de publicar. Por un lado, los mails que llegan a tu casilla pidiéndote que hables de tal o cual cosa; por otro la guía que prometiste hace un tiempo, que se suman a los más de 60 artículos que tienes como borrador; y finalmente, quizás la más fuerte de todas las presiones.
Lo que el señor Google espera de tí.
¿Cómo cresta lidiar con esa creciente expectativa y no frustrarte en el camino?
Publicado el 30/05/07 a las 11:42 PM en cosas-de-la-vida, reflexiones, sitenews.