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En busca de la mejor tipografía para el escritorio

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Cuando se trata de maquillar el escritorio, hay dos pequeños detalles que por lo general no se toman en cuenta, pero que cualquier lunático como yo le da casi, casi tanta importancia como la propia inmortalidad del cangrejo. Lo primero son los íconos, y lo segundo es, tú lo has dicho: las tipografías.

Con el tiempo, el abanico de elecciones en Linux se ha ido abriendo de a poco, igual como lo hace la boca de mi perro cuando se come los cables en mi casa. Dentro de las que fuentes vienen por defecto, está la clásica Bitstream Vera (la que usa por defecto Ubuntu), la DejaVu, la Luxi (que usaba Fedora hasta hace un tiempo), y otras como la Free y la Nimbus que probablemente ya te suenan.

¿Cómo que no?

La verdad es que soy bien mañoso con esto de las tipografías, y por eso he pasado mucho tiempo en búsqueda de esa, la indicada, la perfecta para el escritorio linuxero. Y al decir el "escritorio", no me refiero sólo a los menús o los títulos de las ventanas, sino a todo lo que afecta la tipografía: la gráfica del explorador de archivos, de los íconos en el escritorio, etcétera. En realidad, mi criterio no es para nada exigente, simplemente busco algo que se vea bien en tamaños pequeños y grandes, que tenga buena "antialisación" y hinting, y ojalá que no sea muy ancha (la razón de por qué Bitstream nunca me ha convencido mucho).

Aquí va el ranking.

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Widgets para Beryl/Compiz: Screenlets!

La cantidad de blogs sobre Linux está creciendo día a día y eso me tiene requete-requete contento. Ayer llegué a Hachemuda, del español Guillermo Latorre, y me encontré con un excelente video que hizo para mostrar una de las últimas incorporaciones a Compiz/Beryl: los screenlets. Creo que el nombre deja claro de qué se trata, pero para dejarlo bien claro, como las cristalinas aguas de nuestro río Mapocho:

OS X "Widgets" == Windows "Gadgets" == KDE4 "Applets" == GNOME/XFCE "gDesklets/aDesklets" == Compiz/Beryl "Screenlets" != "Rocklets"

Como ven, toda la gracia está en el "ets" final. La unión, la fuerza, la energía cósmica que los reúne y envuelve a todos y a cada uno de estos programitas infernales del misterioso universo galáctico.

Volviendo al tema: estos screenlets están escritos en Python y, como bien dice el título, están hechos para Compiz/Beryl ya que requieren los efectos de composición. Pero ojo, esto no quiere decir que no funcionen en los otros escritorios (y sin Beryl/Compiz), de hecho yo los probé en XFCE sin nada y de que corren, corren. Ahora, de que se ven mal, se ven mal (así de mal). Todo por culpa de ese dropshadow.

Lo que sí es que son bien livianos, funcionan rápido, y obviamente se ven increíbles bajo Beryl/Compiz (qué cosa no?). El proyecto es obra de un tipo de Estonia del cual no sé su nombre compizcero llamado Rico Pfaus, pero que probablemente debe ser imposible de pronunciar. Lo cierto es que hay screenlets de todo tipo, desde la clásica calculadora "tipo OS X" (que es básicamente un calco), un parseador RSS, los clásicos convertidores de cifras, e incluso un reloj astronómico Orloj para los más exigentes.

¿Cómo instalarlos?

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KDE4: ¿Una "nueva" experiencia?

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A pesar de que no uso KDE, igual le he dedicado un par de posts aquí en bootlog, y la mayoría de las veces ha sido para hablar sobre la famosa nueva versión que todos queremos ver. Sobre los cambios y las maravillas que traerá el amado, odiado, pero especialmente esperado hijo pródigo de la K: KDE4.

"La promesa". Así lo llamaremos.

Ahora, si hay algo que he leído incontables veces en la red —en especial en blogs de KDEeros o en los sitios de los propios sub-proyeKtos— es que con KDE4 "se viene una nueva era", que "será una nueva experiencia" o puras cosas así. Que todo cambiará, que la revolución del escritorio y cuánta cosa más. Ya me imaginaba que la gente saldría corriendo por las calles el día del lanzamiento oficial.

Les cuento: hace unos días aparecieron unos LiveCDs de KDE4, basados en OpenSUSE, listos para quemar y echarlos a andar. Obviamente, aproveché la oportunidad para darle una vuelta a "la promesa" y ver si todo era así de cierto.

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NeroLinux 3.0: Gracias, pero no gracias

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Estos días ha hecho bastante eco en la red la salida del nuevo Nero para Linux, versión 3.0. Lo más destacado es la llegada del soporte para copiar discos Blu-Ray y HD-DVD, y la actualización a GTK+ 2.0 (ya era hora, en todo caso). Y para ser sincero, si no fuera porque el pasto es verde, probablemente aplaudiría esta nueva incorporación.

Pero nones. Después de comprobar que NeroLinux sigue siendo la aplicación más popular de todas en GnomeFiles, me parece que algo anda mal aquí. Es hora de aclarar una cosa.

¿En resumen? Olvídense de Nero. ¿En extenso? Lo mismo.

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Beryl + Compiz... ¿cuándo?

Recién vi este video y estoy casi seguro que vi caer una gota de mi saliva al teclado. Es un plugin para Compiz pequeño programita llamado Lowfat y desarrollado por el hacker Macslow, que permite ver imágenes en tu escritorio (nada nuevo), pero reproduciendo esa sensación de la foto impresa, y de ir pasando de una a otra igual que en la Vida Real™.

Algo así:

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Para ser sincero, el plugin programita no pasa de ser un deleite visual. Es obvio que no contribuye a la tan criticada "desusabilidad" de los efectos de Linux (aunque a estas alturas yo diría que es puramente envidia), pero sí hay algo que deja bien en claro: que el desarrollo de nuevos efectos no sólo está ocurriendo en el mundo de Beryl.

¿Y qué pasa con la unión de Beryl y Compiz?

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Virtualización: El corazón de Tux ahora es nativamente infiel

No se confundan, esto no tiene absolutamente nada que ver con el día de los enamorados. Tiene que ver con una cosa muy distinta llamada virtualización. Aunque bueno, nadie te impide que te enamores de Linux, ¿no?

— ¿Virtualizaqué?

Ah, de veras. Esa palabrota. Partamos por donde se debe.

Aunque suena casi más complejo que una ecuación de Kepler, virtualización no es más que la posibilidad de abrir instancias de otros sistemas operativos dentro de un mismo PC. Como bootear Windows u otras distribuciones de Linux dentro de Ubuntu, tal como si estuvieran en una "máquina virtual" dentro del tarro, pero aisladas del sistema operativo en ejecución. Ergo, virtualización.

Ejemplo:

</param></param></embed>

Este último tiempo han aparecido varios artículos sobre la virtualización, sobre lo importante que es la interoperatibilidad y la convergencia y toda la ensalada. En pocas palabras, muchos creen que la tendencia es que todos los sistemas operativos incluyan en sus núcleos una solución de virtualización, y no dejarlo en manos de programas externos. Porque ahí sí que se desparrama todo. Que Xen, que Parallels Desktop, que VirtualPC, que VMWare, que tantos más, y por ahí también, que KVM.

Todos distintos, pero todos programas de virtualización. Y dentro de todos, hay uno que nos interesa más que el resto, y lamentablemente es el que tiene el peor nombre de todos: KVM.

KVM significa Kernel Virtual Machine y, como su nombre lo dice, es un "virtualizador" que fue incluído en el propio kernel de Linux desde su versión 2.6.20. Es decir, de ahora en adelante podremos abrir instancias de otros SO's nativamente en Linux, sin la necesidad de instalar ninguna lesera externa. Dicen por ahí que Leopard también va a traer algo así, pero por ahora son sólo rumores. El pingüino, en cambio, ya lo tiene y es una realidad.

De hecho, tan realidad es, que Ubuntu Feisty ya incluye a KVM (dato: ahora está usando la versión 2.6.20.8 del corazón de Linux). Así que preparémosnos que en Abril vamos a ten… un momento. ¿Acaso no actualicé mi notebook a Feisty hace unos días? ¿Acaso no tengo KVM incluído en el kernel y listo para andar?

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Opera es una maravilla

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Les cuento. Hace unos días decidí pasarme a Feisty para ver cómo avanza la cosa, los paquetes nuevos y todo eso. El problema es que entre toda la maraña de actualizaciones, Firefox se puso porfiado. Se empezó a caer de vez en cuando. Incompatibilidad de extensiones, conflictos de versiones, nerviosismo pre-Lost, qué se yo. ¿Y qué se hace cuando algo empieza a fallar? Se arregla. ¿Y qué se hace cuando no puedes arreglarlo? Lo cambias, claro.

Así fue como empezó mi travesía con Opera. Más por la fuerza que por la razón.

Pero no es que no haya usado Opera nunca antes. Todo lo contrario. El navegador lo tengo instalado desde siempre en mi tarro, aunque sólo lo abro de vez en cuando para probar sitios y aplicaciones en desarrollo. Pero ahora no. Por primera vez he usado Opera de verdad, por varios días y varias horas, y por primera vez he descubierto (algunas de) sus maravillas, mientras recorro el mundo sobre sus alas.

Por cierto, eso de "las alas" es totalmente intencional: acá no navegas… realmente vuelas.

Opera es una bala, es estable, y además tiene una infinidad de cosas que aún le hace falta a Firefox (y obviamente a IE). Me van a matar, pero estoy pensando seriamente en olvidarme del Panda Rojo.

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