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El origen del lemming y el destino de la materia gris

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Les voy a contar una historia.

Mi viejo siempre ha sido medio tuerca para sus cosas, y de paso interesado en la tecnología. Una vez, a principios de los 90, llegó de un viaje con una caja grandota llena de esos papeles de burbuja. Adentro venía una tarjeta Sound Blaster y un lector de CD-ROM de una velocidad, y con ello la posibilidad de transformar nuestro querido 386 en un computador multimedia.

No sé por qué ése momento me quedó grabado en la mente, mucho más, por ejemplo, que la vez que presencié el cambio de los 16 colores de una pantalla EGA a los 256 de la VGA. Por alguna razón, el paso de A:\ a D:\ y la posibilidad de escuchar sonidos "reales" y canciones MIDI fue algo que me marcó, supongo que por la manera en que cambió mi percepción de estas máquinas. De ahí en adelante como que tenían vida.

Como sólo había un computador en la casa, la experiencia de usarlo era bien familiar, algo así como pasó con la tele en los 60s. O sea éramos mis tres hermanos y yo sentados al frente de esta máquina intentando ver hasta dónde podía llegar — lo cual es sólo una manera linda de decir que ese pobre 386 con botón turbo murió varias veces, pero afortundamente siempre logramos traerlo de vuelta a la vida, ya fuese cambiando la fuente de poder o el disco duro o jugando los jumpers o inventando alguna cosa.

Y ojo que no había Internet para averiguar cómo hacerlo!

Lo que sí tuvimos, tiempo después, fue un módem de 14.400 baudios que nos servía para conectarnos a los viejos BBS usando un programa llamado TELIX. Para usar el módem había que darle instrucciones con comandos que empezaban con "AT" como "ATZ" (resetear parámetros) o "ATDP" y el número que querías marcar. Algo así:

ATZ
OK
AT&F1&C3
OK
ATDP3344343

Y ahí empezaba la magia y los sonidos galáticos del módem. Si todo salía bien, te aparecía una pantalla del BBS dándote la bienvenida. Y si la memoria de hace 25 años no me falla, ese número que puse ahí es el que te conectaba con el mejor BBS de todos, el legendario HomeNet que lo tenía absolutamente todo.

Desde HomeNet bajábamos juegos comprimidos en ARJ que normalmente no pesaban más que un par de megas, lo cual, por supuesto, importaba un huevo en vista de que la cuestión igual se demoraba horas. Así que el verdadero problema era tener que aguantar los retos a fin de mes por la cuenta del teléfono, pero afortunadamente yo no era el hermano mayor así que no me llegaban a mí. Yo me dedicaba a jugar no más, a disfrutar de las joyas que fuimos descubriendo como los primeros Monkey Island, el Master of Magic y RPGs como el Lands of Lore y los Eye of the Beholder.

Ésto:

monkey-island-2-pantallazo

Los Monkey Island 1 y 2 tenían buenos gráficos y buena música, pero lo que los hacía destacar era el humor y la trama. Es la historia de un tipo que quiere ser pirata, y aunque no lo creas tiene relación con lo que viene.

Igual, mis viejos nos tenían prohibido jugar en el PC durante la semana, y como poco interés había en usarlo con fines académicos, pasaba la mayor parte del tiempo apagado. Un día abrí BASIC e intenté escribir algo pero me aburrí al poco rato porque no se me ocurrió nada práctico para hacer. Mucho mejor ver a Oliver Atom y los Super Campeones!

Y dedicarme a hacer software; eso sí que jamás se me pasó por la cabeza. En el colegio yo era de los que tenía buenas notas, especialmente en matemática y los ramos científicos, así que para todo el mundo la cosa estaba clara: yo tenía que ser un hombre de ciencias, un ingeniero, y ojalá con muchos grados.

Y crecí con esa idea dando vueltas, sin preguntármelo mucho, hasta que llegué a la pubertad y a la adolescencia… o mejor dicho cuando ellas llegaron a mí y se armó la grande.

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Me despido del cóndor

La madurez le llega al cóndor a sus cinco o seis años, y hoy, mi querido cóndor, ése llamado Prey que nació hace exactamente esa cantidad de años, ha llegado al punto en que poco necesita de mí para seguir creciendo. Llegó, entonces, mi hora de dar un paso al lado y dejar que el pájaro siga su camino.

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Lo que faltaba

Conchalalora. Ya son seis años. Si no hubiera sido porque hoy me comí cuatro manís de más, quizás nunca me hubiera acordado que llegó la hora de publicar algo en mi blog.

Esto significa que ya han pasado más de diez años desde que escribí mi primer post en Bootlog. D-I-E-Z conchalalora.

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El día que LUN me dejó en pelotas

Probablemente cerca del 42% de las veces que alguien escribe mi nombre lo escribe mal. No sé si será porque mi apellido termine en ka o qué, pero por alguna razón la mitad de la gente no logra darle nunca a la primera, e incluso algunos fallan con mi nombre...

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Las enseñanzas de San Francisco

O cómo darle con el palo al gato en Internet

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Hace poco más de un mes tuve la suerte de estar presente en la Web 2.0 Expo en San Francisco, y que se hace cada año en otros tres lugares del mundo, Nueva York, Tokio y Berlin. Dicen los rumores que pretendían hacer una en Chile, pero ante el avasallador éxito de los Webprendedores encontraron que ya no había lugar para ellos aquí. :)

La "W2X" es un invento de los tipos de TechWeb and O'Reilly, que convoca durante algunos días a desarrolladores, emprendedores, inversionistas del mundo web, y uno que otro loco que ande dando vueltas por ahí.

Yo fui en calidad de representante de Reactor en el marco de una de las Misiones Tecnológicas que financia Corfo, en la cual participaron otras 14 empresas chilenas del rubro, incluyendo a los conocidos de siempre como Zetacorp, Needish, BlueCompany, Orelworks, Osaka y varios más. La mayoría en busca de contactos, otros más enfocados en las charlas y talleres en sí, y otros cuantos derechamente viendo posibilidades de financiamiento, pero a la larga, todos con miras de conocer y aprender, y de ver cómo andaba la cosa por esos lados – fundamentalmente para tener una noción del lugar que nosotros ocupábamos dentro de ese espacio. Del panorama de la industria web.

En general el viaje fue un éxito y no sólo por la expo en sí (yo nunca había estado en California, ni menos en Cupertino o Mountain View), sino por el aprendizaje que trajo consigo. Eso sí, lo curioso fue que éste se dio de la misma forma en que se aprende cuando uno es chico, cuando uno empieza a dar sus primeros pequeños pasos: a porrazo limpio.

Pues con San Francisco nos pegamos uno de ésos.

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Pastelero a tus pasteles: Cuando llega la hora de cortar el queque

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Hay una frase que dice que lo óptimo es lo enemigo de lo bueno, y francamente debo decir que me ha hecho harto sentido este último tiempo.

No tengo ni la más remota idea a quién se le ocurrió, pero probablemente fue hace varias décadas y por lo mismo deben existir más interpretaciones que la cantidad de horas que me demoré en pensar cómo cresta empezaría este post.

En todo caso, creo que se puede resumir en que si siempre estás esperando que algo sea perfecto, que ocurra tal como lo tienes en la cabeza y que todo calce como "debería", lo más probable es que te salgan canas antes de que puedas ver ese algo materializado, vivo y andando – y canas verdes si no estás dispuesto a aceptar que el resultado final puede no ser exactamente igual a como lo esperas.

Ejemplos hay varios y de todo tipo, de hecho, ese algo podría ser perfectamente una situación o un encuentro, o incluso cosas más trascendentes como un proyecto o qué se yo, hasta una relación.

-- ... -- ¿Aló? -- ...... -- *Se rasca la cabeza*

Hmmm… sí, tienen razón. Probablemente no tienen idea a dónde cresta voy con todo esto.

Ok, para nadie es un misterio a estas alturas lo que ha pasado con Bootlog. Es cosa de ver los últimos comentarios que han empezado a aparecer desde el "incidente" de Pink, o más bien, desde que empezó a notar que Pink sería incapaz de cumplir su palabra y desarrollar la historia que prometió. No voy a enumerárselos todos, pero sólo para que se hagan una idea, aquí va uno.

-- "Cierra el blog".

Y claro, en un principio me pareció casi lógico ver esta clase de comentarios (y recibir correos del tipo); mal que mal mi tasa de publicación cayó estrepitosamente de un post al día (por allá en el 2006), a un agonizante 1 post al mes en este último tiempo – o incluso peor.

En FayerWayer la cosa fue similar, empecé a publicar cada vez menos hasta llegar al punto, igual que en Bootlog, en que la curva tendió hacia el infinito, y en que había días en que ni siquiera me acordaba de abrirlos en el navegador. Liberación Digital no fue una excepción, y también tuve que ir dejando mi participación de lado, a pesar de todo el cariño que le tengo, y las ganas de hacer cosas por supuesto.

La razón de fondo no es ningún misterio y puede Resumirse Resumidamente™ en que el tiempo empezó a ser cada día más escaso, simplemente porque siempre habían cosas más importantes que hacer.

Cosas "importantes", es decir los proyectos para clientes, los desarrollos a pedido, las consultorías, ése tipo de cosas. Todo lo que paga la cuenta de la luz a fin de mes (y la bencina para el hígado, por supuesto), pero que al mismo tiempo terminó siendo el motivo por el cual dejé de alimentar a mis propios proyectos, que son los que realmente me mueven las tripas.

Pueden imaginarse lo frustrante que puede llegar a ser eso.

Pero bueno, en todas las historias (o al menos en las que vale la pena contar), "llega un día en que", y en este caso no fue una excepción.

Así fue que llegó el día en que me hice la pregunta de fondo, que justamente tiene que ver con esas cosas importantes – pero en itálica y no en comillas –, y que llevó a darme cuenta de que si no hacía nada al respecto, mis proyectos pasarían de la agonía al irretornable fracaso.

Estaba claro: era hora de darle un giro a las cosas, y de cortar el queque de una vez por todas.

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Esto se acabó

Estimado Tomás:

Probablemente sabes quién soy. Y probablemente sabes por qué me tomé la libertad de escribir en este espacio.

No, no te hagas el tonto.

En más de una ocasión hemos hablado sobre lo importante que es mantener los compromisos. Que si dices una cosa la cumples. Ni te voy a enumerar la cantidad de veces que en este mismísimo lugar has prometido y rejurado que "ya se viene", que "tranquilos", "paciencia amigos" y cuánta cosa más. Que el Enchúlame el Ubuntu 3, que la segunda parte del Chile país de antipoetas (así se llamaba?) o que la continuación del "Mundo 2.0", si es que alguna vez tuviste pensado seguir escribiéndola.

Amigo mío, déjame decirte que todo tiene su límite, y ya no hay más vuelta que darle al asunto.

Esto simplemente se acabó.

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