Me despido del cóndor

La madurez le llega al cóndor a sus cinco o seis años, y hoy, mi querido cóndor, ése llamado Prey que nació hace exactamente esa cantidad de años, ha llegado al punto en que poco necesita de mí para seguir creciendo. Llegó, entonces, mi hora de dar un paso al lado y dejar que el pájaro siga su camino.

La decisión obviamente no fue fácil por todo el cariño que le tengo al proyecto, pero creo que hoy es lo mejor para la empresa y también para mí. Los desafíos que hoy tiene Prey son radicalmente distintos a los que teníamos hace cinco o seis años, y eso implica hacer cosas distintas y también de una manera distinta. El proceso de armar un equipo no ha sido nada de fácil, pero si hoy puedo dar un pie al lado es justamente porque con gusto puedo decir que tenemos un equipo de primer nivel, autónomo, capaz de hacerle frente a todo lo que venga y mucho más.

La empresa, para mi humirde orgullo, desde hace tiempo y hasta el día de hoy es una empresa sana y estable del punto de vista financiero y, nuevamente, si no fuera así no tendría la tranquilidad que siento de poder dar este paso. Prey queda con una base sólida para seguir creciendo y multiplicándose por harto tiempo más.

Ahora, técnicamente lo que ocurrirá es que en las próximas semanas dejaré mi labor operativa en Prey y mantendré un rol a nivel de directorio donde seguiré pudiendo meter la cuchara; sólo que de un ángulo distinto. Mi socio y estimado compañero en este viaje, no otro que el gran Carlos Yaconi, seguirá al mando del equipo y a cargo de llevar esta empresa a su siguiente etapa.

Por mi lado, este cambio me permitirá dedicarle más tiempo a mis otros proyectos y particularmente a Bootic, que todo este tiempo ha estado creciendo y madurando como plataforma, muchas veces de forma silenciosa ante el protagonismo mediático de Prey.

Como se imaginarán, estos seis años en Prey (el primero en modo proyecto y de ahí en adelante en modo empresa) me dejan una millonada de historias y de aprendizajes que espero poder ir contando poco a poco. Ahora no es el momento, pero ya vendrán.

Antes de cerrar me gustaría agradecerles a todas y cada una de las personas que pasaron en algún momento por Prey, y con las que tuve la suerte de poder compartir escritorio, aunque fuera a distancia. Si hay algo con lo que me quedo después de este gran episodio de mi vida, aparte del día en que llegó, después de muchas promesas, el primer pack de cervezas, es que de cada persona se aprende algo nuevo. Especialmente esas cosas que son poco comunes.

Al equipo que se queda en Prey, espero que si hay algo con que se queden de mí no sea mi parte obsesiva, mi poca paciencia o mi afán por botar los cachureos. Ojalá que sea eso que hizo posible que Prey pudiera ver la luz del día.

Me refiero a las ganas de hacer cosas por el sólo gusto de hacerlas.

Happy hunting, Prey.

menciones

    comentarios