Las enseñanzas de San Francisco

O cómo darle con el palo al gato en Internet

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Hace poco más de un mes tuve la suerte de estar presente en la Web 2.0 Expo en San Francisco, y que se hace cada año en otros tres lugares del mundo, Nueva York, Tokio y Berlin. Dicen los rumores que pretendían hacer una en Chile, pero ante el avasallador éxito de los Webprendedores encontraron que ya no había lugar para ellos aquí. :)

La "W2X" es un invento de los tipos de TechWeb and O'Reilly, que convoca durante algunos días a desarrolladores, emprendedores, inversionistas del mundo web, y uno que otro loco que ande dando vueltas por ahí.

Yo fui en calidad de representante de Reactor en el marco de una de las Misiones Tecnológicas que financia Corfo, en la cual participaron otras 14 empresas chilenas del rubro, incluyendo a los conocidos de siempre como Zetacorp, Needish, BlueCompany, Orelworks, Osaka y varios más. La mayoría en busca de contactos, otros más enfocados en las charlas y talleres en sí, y otros cuantos derechamente viendo posibilidades de financiamiento, pero a la larga, todos con miras de conocer y aprender, y de ver cómo andaba la cosa por esos lados – fundamentalmente para tener una noción del lugar que nosotros ocupábamos dentro de ese espacio. Del panorama de la industria web.

En general el viaje fue un éxito y no sólo por la expo en sí (yo nunca había estado en California, ni menos en Cupertino o Mountain View), sino por el aprendizaje que trajo consigo. Eso sí, lo curioso fue que éste se dio de la misma forma en que se aprende cuando uno es chico, cuando uno empieza a dar sus primeros pequeños pasos: a porrazo limpio.

Pues con San Francisco nos pegamos uno de ésos.

Personalmente he sido siempre optimista de la posición de Chile con respecto a Latinomérica en cuanto al desarrollo de proyectos web, y en general a la adopción de nuevas tecnologías de la información. Mal que mal somos una de las naciones más conectadas de la región (no sólo cuanti sino también cualitativamente), a lo que se suma la aparición de nuevas iniciativas día tras día, y que en su gran mayoría me llenan de orgullo.

De que están pasando cosas aquí, está claro que sí.

Pero hay una cosa que es muy cierta y Leo la grafica muy bien: Latinoamérica prácticamente no existe en el esquema de la web a gran escala, ya que (insólitamente) en Silicon Valley, la cuna de la industria tecnologica, no consideran que sea un mercado que valga la pena (a pesar de que los hispanohablantes somos el segundo grupo humano más grande del mundo… incluso más los angloparlantes!).

No pretendo analizar el motivo o el origen de esa noción – que por cierto es generalizada –, pero sólo para que se hagan una idea: de todas las charlas que se dieron en la conferencia, apenas una tuvo que ver directamente con el mundo latino, y fue la que dio el brasilero Fernando Madeira, el CEO de Terra.

(El último día, a la última hora.)

Pero bueno, si bien esto ciertamente no nos limita en nada para levantar nuevos proyectos, sí tiene una consecuencia clara, que tiene que ver con las posibilidades de financiamiento a gran escala: no no más. Si no estás instalado allá, difícilmente vas a conseguir que un inversionista de los grandes ponga sus biyuyos en tí y en tu trabajo.

Ésta fue la primera gran sorpresa que nos tenía preparada San Francisco, y si fue así es justamente porque llevaba harto tiempo escuchado el canto generalizado de que sin inversionistas no ibas a llegar a ningún lado. O mejor dicho, que si quieres llegar lejos necesariamente tienes que tener un inversionista a tu lado.

El otro gran tema tiene que ver con los famosos modelos de negocio. Pero no me refiero a ellos en su forma clásica, sino a esta nueva forma de la que se habló en varias de las charlas en que estuve, casi como un mandamiento o algo que tiene que ser así: los (mal) llamados "modelos de negocios 2.0". Básicamente, lo que se plantea es que en este nuevo mercado hay que encontrar nuevas formas de rentabilizar tus proyectos, justamente porque se trata de una economía distinta a la del Mundo Real™.

¿Les doy mi opinión?

Las pailas. Todo, absolutamente todo eso, las pailas.

Si hay algo en que me sirvió el viaje a Silicon Valley fue para darme cuenta que en este negocio, como en muchos otros o quizás todos, no hay fórmulas establecidas para que tu proyecto sea exitoso. No, las fórmulas no sirven, y eso es por la simple razón de que todos los proyectos son distintos, tanto por la naturaleza del proyecto en sí, como (y aquí viene la parte importante) por las personas que están detrás de él.

Mal que mal, la web, como todo negocio, se trata de personas. Pero por favor, no me malinterpreten: no me refiero en absoluto a eso de que la web 2.0 "se trata de las personas" ni tampoco a la premisa de que web 2.0 significa "linkear personas". Para nada.

La web se trata de personas porque son personas las que que crean los productos o servicios, y son personas las que las consumen. Así de simple, pero también, así de complejo. Porque entenderlo así implica estar al tanto de que hay infinitos niveles de complejidad en todo el proceso, y que en gran parte el éxito de un proyecto depende de la capacidad para decodificarlos, procesarlos, de entenderlos, y probablemente lo más imporante, enfrentarlos en el momento indicado.

A la larga, los servicios web no son más que soluciones a problemas específicos (o al menos esa es mi opinión), y eso tiene que ver con la forma en que lo soluciona, y el momento en que llega para hacerlo. El cómo y el cuándo. De ahí viene todo lo del "tipping point" y los inmesurables factores que hacen que tu sitio explote con usuarios y clicks.

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El segundo paso tiene que ver con rentabilizar eso, y que en mi opinión tiene poco o nada que ver con estos "modelos de negocio 2.0" (que en el fondo no existen, o al menos aún no). En otras palabras, a menos de que seas Sergei Brin o Jerry Yang, no tiene sentido que trates de encontrarle la quinta pata al gato, menos aún cuando sabemos que los proyectos web que efectivamente generan utilidades son los que aplican modelos de negocios tradicionales, como cobrar por el uso de la aplicación, o la nunca bien ponderada publicidad.

Los que no lo hacen se escriben con T como Twitter, que a pesar de tener miles de usuarios todavía no logran sacarle un peso a la aplicación (y no hay que ser adivino para saber que eventualmente podrán publicidad o empezarán a cobrar por el servicio). De hecho por ahí leí que podrían ponerle publicidad a la página "Estamos teniendo problemas técnicos!"… tremenda idea!

O sea no, ciertamente el éxito de un proyecto no tiene que ver necesariamente con que tengas inversionistas a tu lado; y segundo, el que ganes plata con él ciertamente no tiene que ver con que inventes un modelo de negocio nuevo, sino simplemente que lo entiendas como un bien transable y con un precio definido.

Sobre este último punto, les recomiendo que vean una presentación que hizo David Heinemeier Hansson llamada The A secret to making money online que en particular influyó mucho en mi opinión sobre el tema. ¡Gracias Isma por el link!

En fin, para mí la visita a San Francisco fue muy reveladora, ya que me hizo repensar varias nociones que tenía sobre el emprendimiento web en general, y que en gran parte fue la "caída de teja" que me hacía falta, y que gatilló mi decisión de reenfocarme (y concretamente trabajar) en mis proyectos, y dejar de pensar en inversionistas y las siete vidas de los gatos.

Al menos por ahora, claro.

Quizás más adelante llegue el día en que tengamos una industria web consolidada como pasa en Silicon Valley, donde efectivamente tengamos inversionistas dispuestos a atreverse en proyectos locales. Pero por ahora hay que entender que nuestra situación es distinta, y por lo mismo los pasos que tenemos que dar no son los mismos. Eso probablemente haga las cosas más difíciles, pero no por eso menos desafiantes.

De hecho, todo lo contrario.

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