Chile país de poetas, no cineastas

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La semana pasada fui a ver Fuga. Tuve que ir a verla a un "cine arte", porque como sabrán, la película no alcanzó a estar ni dos meses en cartelera en los cines más grandes. Si eres de los que alcanzó a verla, me imagino que sabes por qué duró tan poco.

Opino lo mismo.

Fuga es de esas películas en las que te levantas de la butaca con rabia. Al menos eso me pasó a mí (a diferencia de Roberto), especialmente porque sentí que volví a caer en la maldición de las espectativas. Las malditas espectativas. ¿Se los resumo? Ver Fuga es como esos platos de restorán con harta palabra en francés, pero que cuando llega a la mesa te das cuenta que sólo se trataba de pollo con puré. Mucha promesa, mucha parafernalia, mucho flash y mucha alfombra roja… para salir del cine pateando piedras.

Pero el problema en sí no es Fuga. En realidad, éste es sólo un caso más de lo que siempre ha hecho falta en nuestro cine: buena narración.

Hace unas semanas empecé a ver Lost, la famosa serie Lost (o mejor dicho el fenómeno Lost), un poco para entender el por qué del fanatismo.

Me bastó con un capítulo para saberlo.

Ahí me di cuenta que el éxito de Lost no se debe a sus efectos especiales, ni a las escenas de acción, ni tampoco porque muestren harta pechuga (como en Baywatch, por ejemplo). Lost "la rompe" (como tituló LUN) exclusivamente porque tiene una buena historia, y está muy bien contada. Así de simple.

Un buen guión, bien narrado. Eso es lo que le hace falta a Fuga, y a tantas otras películas chilenas.

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Y no me refiero a que la temática de la película sea recurrente (porque la esquizofrenia lo es), sino derechamente a que la historia está mal construida. Muchas cosas de la película quedan sin explicar, cabos sueltos, personajes sin desarrollo (y desaprovechados), y a larga todo esto termina por confundir al espectador. La historia se empieza a tejer pero queda inconclusa, y eso termina por quitarle credibilidad a la película.

Eso me pasó con Fuga: simplemente no le creí el cuento al director.

- "Es que no la entendiste", probablemente me respondería.

Lo que realmente no entiendo es cómo puede ser que esto se repita en casi todas las películas chilenas.

parentesis.jpgHay otras como Mala Leche, como Azul y Blanco, y como Paréntesis que se caen en lo mismo. Prefiero ni mencionar XS: La Peor Talla porque me da náuseas sólo con acordarme. Al cine chileno le siguen faltando buenos guiones, historias "redonditas", que generen intriga, que conecten los hechos, que les dé sentido a las acciones de los personajes (y a ellos mismos, por supuesto), pero por sobre todo, historias lo suficientemente creíbles como para que el espectador pueda entrar en ellas. Porque sin eso no hay nada.

No estoy diciendo que no me guste el cine chileno. Todo lo contrario, y de hecho trato de verlo siempre que pueda. Aplaudo las buenas películas como Sexo con Amor, como Machuca, o como Coronación (ahí sí que hay una buena historia detrás, del propio José Donoso); pero lamentablemente no son más que excepciones.

Espero que El rey de los Huevones sea una más. Así no tendré que levantarme otra vez de la butaca con rabia.

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